domingo, 1 de noviembre de 2015

Marea

Los teselados son increíbles, pero algo... monótonos. Pero por fin volvíamos a dibujar (dibujar, no pintar) algo que nosotros creamos. Comenzamos experimentando con bocetos y comprobando que, efectivamente, estabamos dibujando puzzles:



Cómo yo siempre intento complicarmela en todo, quise hacer una libélula. Me encantan las libélulas. Pero son una espantosa figura para hacer teselados, nada linda. Pero yo me ahogo en un vaso de agua: si no hay un reto me hago uno. Mi teselado SERÍA una libélula. Punto.



Pero viendo la complicación del proyecto me tragué mi orgullo y dije no. Bien, maduré un poco. Aprendí del estrés del trabajo anterior.
Me quedé con la hermosa ballena del primer boceto. Me salió sin querer, pero era perfecta.
Aún así. Los teselados me aburren un poco. Quería hacerle algo. La impresición de la consigna acerca de cómo pintarlo me dio la libertad que necesitaba.
Lo pinté en degradé. Que le quita toda la gracia al teselado porque se nota más un color que va cambiando de forma vaga en vez de figuras bien delineadas que nunca cambian. Bueno, sí. No elegí la mejor técnica para resaltar el teselado. Pero me encantó el resultado.

(y el nombre me parece una genialidad, honestamente)

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